Hoy, 12 de mayo, celebramos el aniversario de la Congregación de las Hermanas de San José de Cluny.
Hace 214 años, con el sí de Ana María Javouhey y 8 hermanas más, se abrió un camino que hoy seguimos en distintas partes del mundo.
En los últimos tiempos, hemos encontrado una gran piedra que dificulta nuestro caminar, pero en Ana María hemos encontrado la mejor guía para continuar nuestra misión.
Gracias a ella, vamos bien equipados:
En nuestra mochila atesoramos, semana a semana, pensamientos de Ana María, palabras que podemos aplicar en distintas situaciones de nuestra vida, unas veces nos dan aliento, otras nos consuelan, otras nos ayudan a fijarnos en lo verdaderamente importante…
San José es el bastón en el que nos apoyamos, tal y como nos enseñó nuestra beata Madre. Él siempre escucha nuestras oraciones e intercede por nuestras intenciones. En este año dedicado a él, estamos descubriendo, además, algunos de los aspectos de su vida que nos sirven de ejemplo para la nuestra.
Las botas que protegen nuestros pies con su oración son las religiosas de San José de Cluny, que comparten su vida con nosotros y rezan para evitar que nos salgan “ampollas” que dificulten nuestros pasos.
Bebemos la mejor agua, el agua de Jesús, que camina con nosotros. Nos da la energía en los momentos de debilidad, nos refresca cuando lo necesitamos y nos limpia si nos ensuciamos.
Por último, no caminamos solos, en nuestro recorrido sabemos que siempre podemos contar con los miembros de esta familia; todo gracias a ese primer sí, por el que hoy estamos aquí.
Por todo esto, es día de fiesta, de celebración y de agradecimiento por tantas personas que han recorrido este camino.
Ana María, fue la que abrió esta senda que tantas cosas buenas nos ha traído y, por esta razón, hoy queremos unirnos, una vez más, en oración por su canonización.
Gracias a ella ¡Seguimos caminando juntos!